
La presencia de Rusia en la Venezuela de Maduro: Wagner, bases militares y asesores de los órganos de tortura
Hasta en tres ocasiones escuchó Osmundo hablar en ruso durante los ocho días en que permaneció preso en la sede de la ...
Hasta en tres ocasiones escuchó Osmundo hablar en ruso durante los ocho días en que permaneció preso en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), una antigua fabrica textil transformada en cárcel y sita en Boleíta, en el área metropolitana de Caracas, e identificada por la Organización de Estados Americanos como instalación donde se practica regularmente la tortura. Ocho días en los que le cubrieron el rostro con una carpeta de Manila asida precariamente a la cabeza con cinta aislante, en los que sus guardianes le mantuvieron adrede en una posición de estrés, con las manos colocadas hacia atrás y esposadas a una silla, en los que pudo acudir al lavabo en solo dos ocasiones, y en los que, alguna vez, fue despertado a patadas tras rendirse al cansancio y caer dormido. Ocho días que le permitieron comprender el relevante papel que habían adquirido los 'asesores de seguridad' venidos de la Rusia de Vladímir Putin en la represión de la oposición en Venezuela.