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La política como gestión de prioridades | Por Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.

Misiones responde con gestión, cercanía y compromiso real con las necesidades cotidianas de su gente.

La política como gestión de prioridades | Por Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.

Misiones responde con gestión, cercanía y compromiso real con las necesidades cotidianas de su gente.

Hay palabras que, por su precisión conceptual y su peso simbólico, definen mejor que otras la esencia de un fenómeno. En política, esa palabra es prioridad. No hay gestión pública posible sin un orden de prioridades. Y cuando ese orden se extravía, lo que sobreviene es la arbitrariedad, el abandono o, peor aún, la crueldad institucional.

En estos tiempos de repliegue del Estado nacional, donde la Casa Rosada parece ensimismada en una lógica de ajuste que castiga sin piedad a los más vulnerables, Misiones ofrece un contramodelo sólido y consistente, basado justamente en eso: en priorizar.

¿Y cuáles son esas prioridades? La provincia las define con claridad: rutas en condiciones, salud pública fortalecida, acompañamiento a los municipios, apoyo a la producción local y cuidado de la vida de los misioneros. Esas no son consignas, sino ejes de acción concretos que se traducen en obras, inversiones, decisiones fiscales y presencia territorial. Frente a un gobierno nacional que privilegia a los grandes grupos financieros y desmantela políticas sociales, Misiones responde con gestión, cercanía y compromiso real con las necesidades cotidianas de su gente.

Gestionar para conectar y proteger

El gobernador Hugo Passalacqua lo expresó con claridad durante su intervención en la Asamblea Plenaria del Consejo Federal de Seguridad Vial: las rutas nacionales son el esqueleto de la República y cuidarlas es cuidar la vida de los argentinos. Frente a un Estado nacional que se desentiende de la infraestructura vial, la Tierra Colorada advierte con firmeza que las provincias no pueden —ni deben— hacerse cargo solas de un desafío de esa magnitud. Sin embargo, dentro de sus límites y responsabilidades, la provincia sí asume un compromiso activo y sostenido con su red vial propia: invierte en caminos rurales, entrega maquinaria vial a los municipios, impulsa programas de financiamiento históricos que permiten a comunas grandes y pequeñas acceder a equipos esenciales.

Allí donde la Nación abandona, Misiones cuida, fortalece y acompaña, porque sabe que un camino en condiciones no es solo una obra de infraestructura: es producción que se mueve, es un chico que llega a la escuela, es una ambulancia que llega a tiempo. Es comunidad que sigue de pie.

Una gobierno que escucha y actúa

La gestión misionera se enmarca en una visión profundamente humanista y social. En un país donde las jubilaciones se pulverizan y las personas con discapacidad ven vulnerados sus derechos, la Tierra Colorada apuesta a la salud pública descentralizada, con inversiones como la sala de hemodinamia del Hospital SAMIC de Puerto Iguazú, con un angiógrafo que salvó una vida antes incluso de su inauguración formal. No hay gesto más poderoso que ese: el Estado que está cuando se lo necesita, no cuando le conviene.

Además, la eliminación de la certificación contable en el Formulario 178 por parte de la Agencia Tributaria Misiones no es apenas un detalle técnico: representa un gesto político de confianza hacia el contribuyente, una reducción real de costos en medio de la asfixia económica nacional. Es cercanía, empatía, y comprensión del contexto.

Frente al desguace de las economías regionales, la producción misionera encuentra alivio en decisiones estratégicas que marcan una diferencia concreta, como la reciente reducción de tarifas en el Puerto de Posadas, que permite ahorrar hasta 800 dólares por contenedor respecto al costo del transporte terrestre hacia el puerto de Buenos Aires. No se trata solo de una mejora en la logística o de mayor competitividad: es una decisión que fortalece la soberanía económica provincial, consolida la presencia activa de Misiones en el comercio exterior y posiciona al Estado como garante de condiciones reales para que los pequeños y medianos productores no solo puedan subsistir, sino también crecer en un contexto hostil.

Este esfuerzo va acompañado por un modelo de inversión pública y gestión eficiente. Misiones, con recursos limitados, ha logrado gestionar más de 40 mil millones de pesos a través de un acuerdo con el Banco Nación, volcándolos directamente a la economía local. Es decir: mientras el gobierno nacional recorta y reprime, la provincia invierte, motoriza y sostiene.

Por otro lado, los municipios, muchas veces olvidados en los debates nacionales, son el primer contacto del ciudadano con el Estado. La Tierra sin Mal lo entiende y refuerza esa base con entrega de maquinaria, mantenimiento de caminos y respaldo concreto al interior profundo. Esa maquinaria que llega a una comuna no es solo un fierro: es un puente entre el Estado y el productor, es tiempo ganado, es barro que no tapa el acceso a la escuela.

Oscar Herrera Ahuad, presente en cada paso

En este contexto, la figura de Oscar Herrera Ahuad adquiere un valor simbólico y estratégico. Exgobernador, hoy presidente de la Legislatura y candidato a diputado nacional, representa una política que no se encierra en despachos. Lo vimos en hospitales, en actos culturales, en eventos turísticos, interviniendo personalmente ante un accidente vial en Santa Ana.

Ese compromiso territorial no es un acting: es coherencia. Y es justamente esa coherencia la que proyecta su candidatura al Congreso como una necesidad para Misiones y un ejemplo para el país. Llevar a la cámara baja de la nación una voz que conoce la gestión pública desde adentro, que supo transformar políticas en hechos concretos y que puede abrir puertas en tiempos de cierre generalizado, no es lujo, es urgencia política.

Y es desde esa clase de liderazgos, nacidos de la gestión concreta y el compromiso territorial, que se puede entender el verdadero sentido de gobernar.

Al final del día, lo que distingue a una buena gestión política no son las declaraciones, sino las prioridades que se eligen y se ejecutan. Y en Misiones, esa brújula no se ha perdido. En tiempos en que la Nación se repliega, la provincia avanza, acompaña, protege y construye futuro. Esa es la política que vale: la que hace, la que transforma, la que está.

En un país arrastrado por el ajuste, la Tierra sin Mal se convierte en faro. No por creerse una isla, sino por demostrar que aun en medio de la tormenta se puede gobernar con humanidad, con inteligencia y con prioridades claras.

Y eso, ni más ni menos, es lo que el resto del país necesita empezar a imitar.