En el Día de la Enfermería, rendimos homenaje a quienes dedican sus vidas al cuidado y bienestar de los demás, con una historia que trasciende generaciones: la de Eleodora Vargas, una enfermera cuyo legado refleja la esencia de esta noble profesión.

Eleodora comenzó su camino a los 16 años en una modesta clínica de San Francisco, Misiones, enfrentando desafíos inimaginables. Sin electricidad ni recursos médicos adecuados, su valentía y compromiso marcaron la diferencia en innumerables vidas. Partos complicados, emergencias médicas y el acompañamiento a pacientes en sus momentos más vulnerables formaron parte de su rutina diaria.

📖 “Recuerdos con guardapolvo blanco”, el libro escrito por Amanda Spengler, inmortaliza las vivencias de Eleodora y destaca la importancia de las enfermeras en las comunidades rurales. A través de conmovedoras anécdotas, se visibiliza el papel crucial de estas profesionales no solo como proveedoras de salud, sino como pilares emocionales y sociales en regiones olvidadas.

A pesar de los momentos de desolación, como la muerte de un paciente solitario que casi la llevó a abandonar su vocación, Eleodora encontró en su amor por el prójimo la fuerza para seguir adelante. Su historia es un recordatorio de la resiliencia emocional y la capacidad de las enfermeras para transformar la adversidad en servicio.

Con más de 49 años de carrera y tras asistir a miles de partos, Eleodora se jubiló en el Hospital Doctor Ricardo Alba Posse  I

Hoy, al recordar a Eleodora, celebramos no solo su historia, sino la de todas las enfermeras que, lejos de los grandes hospitales, trabajan incansablemente en condiciones adversas para cuidar de sus comunidades.

“La enfermería es más que una profesión, es un acto de amor y sacrificio”, resume Amanda Spengler. Que el ejemplo de Eleodora nos inspire a valorar y apoyar a quienes dedican sus vidas al bienestar de los demás.