Warning: Undefined array key "cod" in /home/c0360191/public_html/articulo/elias-ongay,-el-tenor-de-el-soberbio-que-estudia-y-canta-barroco-en-suiza.php on line 24 Elías Ongay, el tenor de El Soberbio que estudia y canta barroco en Suiza - FM SOL 89.3 MHz
Provinciales & Regionales

Elías Ongay, el tenor de El Soberbio que estudia y canta barroco en Suiza

Elías se dedica a un máster en especialización de Música Barroca. Hace días regresó a Suiza, luego de un mes de vacaciones por Misiones

Elías Ongay (32) creció entre los paisajes verdes y puros de El Soberbio. Se entretenía mirando videos de ópera que enviaba desde Buenos Aires su abuela, una aficionada a la música clásica. “Cuando la luz no se cortaba nos poníamos la videocasetera”, recordó entrevistado por La Voz de Misiones.

En ese entorno comenzó a crecer en él un interés especial que se fue consolidando con el tiempo. Se formó en la Escuela Superior de Música María Esther Lorda de Torres (Posadas), la Universidad Nacional de Arte y el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ambos de Buenos Aires). Luego de un tiempo de estudio en Barcelona, hace seis meses está residiendo en Suiza, precisamente en Basilea, donde se encuentra una conocida academia de música barroca, medieval y renacentista.

Se trata de la Schola Cantorum Basiliensis, donde Elías se dedica a un máster en especialización de Música Barroca. Hace pocos días regresó a Suiza, luego de un mes de vacaciones por Misiones y Buenos Aires, donde se reencontró con familiares y amigos de la infancia. Con cinco horas de diferencia con Argentina, desde Basilea atendió el teléfono.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de música Barroca?

Hablamos de un gran, gran género que es la música clásica. De la barroca cuando nos referimos a un periodo que es el 1600, 1700. No soy escolástico para dar las fechas precisas, pero más o menos en ese periodo. Y encontramos todas las obras de Bach, las pasiones; las cuatro estaciones de Vivaldi, por ejemplo. Toda marca de pastas lo ha usado como cortina en algún momento.

¿Compartís el máster con alumnos de todo el mundo?

La escuela es un lugar bastante multicultural. Hay compañeros de todos lados, por lo cual hay argentinos, de México, de Chile, Uruguay. Graciosamente, hay pocos suizos. Después, la manera de comunicarse es bastante peculiar. El máster dura dos años, en el cual tengo la suerte de estudiar con Rosa Domínguez, que es una profesora argentina que vive aquí hace muchos años. Por lo cual, para mí, es una suerte.

¿Tenes algún autor favorito al cual acudir para escuchar, estudiar o investigar?

En general he cantado bastante Bach y Händel. Porque se adecúan a mi voz. Entonces he pasado bastante por ahí. Sobre todo Bach, que tiene sus pasiones y unos oratorios que tienen los evangelistas, que es un relator de los evangelios que me ha tocado en un par de oportunidades, además de cantatas y otras cosas que tienen para mí el agregado que es alemán, un idioma que me gusta mucho cantar y hacerlo sonar. Entonces, es el compositor barroco que más frecuento. En la escuela me toca hacer mucho Monteverdi, que es el italiano del periodo barroco, que es una cosa apasionante. Que es poder fusionar esas dos cosas que a veces están bastante divididas. Pero de escuchar, escucho de todo, sobre todo en este periodo de mi vida. Escuchaba música clásica específicamente, pero ahora he abierto las fronteras.

Imagino que cuando decís otro tipo de música te referís al folclore por una cuestión de nostalgia

Te podes imaginar lo peor. Escucho folclore, tango, Los Palmeras cuando corro. Creo que hay que abrirse a la curiosidad. Muchas veces cuando uno se especifica en algo está bastante metido en un género y toda la curiosidad está ahí. Pero también se encuentran muchas cosas valiosas en otros géneros. El folclore y el tango es algo que me llegó tardíamente pero en buena hora.

Elías

“La media noche es pasada” con las argentinas Ailén Monti y Jaia Niborski y Silas Bischoff, Stephen Moran y Alberto Palacios.

¿Estás cantando con una orquesta en la actualidad?

En general canto con ensambles. Ahora estoy con una flautista argentina que trabaja aquí, que armó un espectáculo muy hermoso. No porque yo esté ahí sino porque es su creación. Es una fusión de teatro y música en el cual los cantantes actuamos. Después los trabajos van apareciendo. Es a la carta. Un día cantas en Navidad un repertorio de Bach con un ensamble, un coro y orquesta. Otro día es otra cosa. Es atractivo porque uno nunca sabe qué puede llegar a venir.

¿O sea que podes cantar en un teatro para cientos de personas o en una sala pequeña?

De hecho he cantado para un público muy reducido. El otro día me llamaron de uno de estos salones para recibir a los invitados y había dos entradas a nombre de un señor. Y él vino solo. Pregunto y me dijo ‘debería ser mi esposa pero no vino’. Así que el recital fue para esa sola persona. Pero las propuestas son variadas. A veces es con un coro de 80 personas y quizás mañana estoy haciendo un cuarteto vocal de música renacentista española. Entonces varía por cómo uno se desempeña. A veces no se canta igual todo ese repertorio.

Además de música clásica, ¿te animaste a cantar otro género?

Es algo que he cambiado con el tiempo. Durante un tiempo no lo hice. No porque no me guste. Cantaría boleros. Me gusta el tango y folclore también. Algún folclorista me tiraría con algo, seguramente. Pero no importa. Me he juntado con un amigo guitarrista con el cual hemos cantado folclore acá, en Basilea. El sabe más, me ha enseñado ad hoc, vamos a decir alguna chacarera que no tenía la más remota idea que existía. Cada vez que he hecho algo con la música que no sea clásica aprovecho para experimentar otro tipo de sonido o expresión que no está del todo permitido.

Después de Basilea con este máster, ¿Cuáles son tus planes para continuar?

No hay planes, esa es la verdad. Esto es muy azaroso, nunca se sabe para dónde depara la cosa. Mi plan es trabajar en lo que hago actualmente, seguir haciéndolo y disfrutar de eso. Trabajar de ello tiene su sacrificio, como todo. Pero te lleva a conocer lugares, gente. Trabajar con gente talentosa y que te enseñe y pueda aprender de ellas. Así que eso ocurrirá donde el destino así lo quiera. Quién sabe.

Europa es maravilloso pero hay cosas negativas. ¿Qué te resultó difícil enfrentar? ¿Sentiste discriminación?

La discriminación no. Pero me he enterado de casos. Lo más difícil es que muchas veces se pinta como la solución maravillosa por las opciones socioeconómicas que hay. Pero después está uno y sus emociones. Creo que, la vez pasada, un compañero decía que uno llega y nadie te estaba esperando. Entonces es presentarse, decir ‘hola, ¿qué tal? Soy fulano. Me ha costado eso sí, de sentirme en una posición de cuestionado. Eso de ‘¿porqué vino? ¿Cuánto tiempo se queda? ¿Tiene dinero? ¿Cuándo piensa irse?’. Entonces uno se ve en la obligación de responder todas esas preguntas. Recordaba que en Argentina nunca tenía el DNI encima. Nunca se me ocurrió que me preguntarían algo. Entonces esa es una de las cuestiones que más me costó. Después está todo el lado positivo que uno se encuentra con una realidad distinta, otros idiomas, conoce otros lugares. Pero a veces uno está con esa sensación de que ‘me quiero volver a mi casa’.

Fotos: Gentileza Giuliana Di Pietro

Fuente: (LvM)

Comentarios