
El régimen de Ortega se mantiene en el poder gracias a francotiradores y antidisturbios enviados por Rusia
Vestían de negro de arriba a abajo, cubriendo la cabeza con una capucha. No llevaban identificación, y entre sí, para comunicarse, utilizaban un idioma q...
Vestían de negro de arriba a abajo, cubriendo la cabeza con una capucha. No llevaban identificación, y entre sí, para comunicarse, utilizaban un idioma que apenas se había oído en esas latitudes tropicales. Empleaban armas y tácticas jamás vistas entre las fuerzas de seguridad locales, y munición de elevado calibre. Además, hablaban a gritos, y a duras penas se entendían con los manifestantes a los que debían reprimir. Eran los francotiradores rusos, las testa más visible del vasto despliegue de agentes de inteligencia y asesores de seguridad enviado por el Kremlin a Nicaragua desde hace cerca de una década para apuntalar al régimen aliado de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, dictadura dinástica a la que muchos analistas identifican mayúsculas similitudes con la Bielorrusia de Aleksándr Lukashenko.