
Crónica desde Pekín: vivir sin dinero en el bolsillo
El señor Zhang me miraba con interés antropológico cuando le dejaba algunas monedas a la salida de un supermercado de productos importados: un tipo razonablemente joven c...
El señor Zhang me miraba con interés antropológico cuando le dejaba algunas monedas a la salida de un supermercado de productos importados: un tipo razonablemente joven con dinero en efectivo es una anomalía estadística en China. Capitulé el pasado año tras una numantina e insensata lucha contra el progreso porque mis días eran ya inasumiblemente áridos. Operó de detonante la compra de unos plátanos en la que volví a invocar la obligación legal de aceptarme los billetes y la frutera deambuló durante media hora por los comercios de la zona hasta juntar el cambio. La vida sin dinero en el bolsillo brilla más. Incluso el señor Zhang, uno de los tres mendigos del distrito céntrico pequinés, tres literalmente, recibe más limosnas ahora que en aquellos lejanos tiempos de metales y papeles.